sábado, 6 de mayo de 2017

Vorágine

Aquellas letras inscritas en la pared le indicaban que había llegado al lugar correcto. Cuando logró descifrar el mensaje, el portón negro se abrió de par en par. Dudó un instante antes de entrar; apenas hubo cruzado el umbral de la puerta, ésta se cerró de golpe. Entonces, él se vio envuelto en una total oscuridad, que sólo dejaba de ser impenetrable por los pocos rayos de luz que entraban por los resquicios de unas puertas laterales desvencijadas. Así fue avanzando con poca firmeza por aquel largo y estrecho pasillo. Según lo que había descifrado del mensaje, no debía abrir otra puerta que no fuera la última. Sólo la última le proporcionaría las respuestas que tanto buscaba. A unos cuantos pasos de la penúltima puerta, un sonido ensordecedor empezó a taladrarle la cabeza y a romperle el tímpano, era tan insoportable aquel ruido que sin atender a la advertencia derribó la penúltima puerta. En menos de un minuto, una espiral perfecta formada por insectos lo fue devorando hasta hacerlo desaparecer.